viernes, 30 de mayo de 2008

4.3 ETICA Y MERCADO



Documento sin título






Ética y equidad en la crisis actual


Un debate sobre los valores que estamos dejando en el camino en esta crisis que estamos viviendo


Buenos Aires, 26 de junio de 2002


Enrique del Carril


Abogado (UCA). Fundador y Director de la Escuela de Abogacía de Buenos Aires. Profesor del Programa de Entrenamientos para Abogados y de cursos especializados de esa Escuela. Socio de ACDE. Desgrabación de la exposición.


Hablar de " Etica y equidad en la crisis actual" nos permite reflexionar mucho, sobretodo analizando lo que está pasando en el país no solo en el gobierno sino también en el Poder Judicial y en la propia ciudadanía. Mis primeras reflexiones se focalizan en analizar un poco el origen de esta crisis que estamos viviendo.


Una crisis moral


Creo que esta crisis que vive el país es fundamentalmente moral. Sus manifestaciones económicas son resultado de una crisis moral. Preparando esta charla extracté un comentario del libro de Paul Groussac, quien en el capítulo que habla de Pellegrini y haciendo referencia a la crisis del 90, señalaba: "Más que recordar que en tres años de locas especulaciones y despilfarros, de excesos suntuarios y de monstruoso abuso del crédito llevaron a una Nación robusta y ayer próspera al borde del abismo".


Esta cita refleja como los defectos de la Argentina vienen de lejos, y nos muestra como es el argentino ante los bienes materiales. En este caso puntual uno concluye claramente que el argentino es despilfarrador. Se dedica a los excesos suntuarios cuando todo está bien. El abuso del crédito es una característica propia nuestra y ésta no es una característica sola del Estado ni de los políticos. Creo que el Estado y los políticos recogen los defectos de todos nosotros.


Hoy en día tenemos otra lacra que es la corrupción como una nueva modalidad de conducta. Esto se justifica desde las empresas, desde el Estado y tenemos casos como el de Barrionuevo que hace varios años públicamente habló de que no se ganaba la plata trabajando en la Argentina , y puntualizó sobre las participaciones a distintos profesionales. Lo sorprendente es que no hubo reacción -salvo los comentarios periodísticos del momento- ni de los colegios profesionales ni de la sociedad sobre esta denuncia pública.


La cultura jurídica y el sistema judicial


Otra manifestación clara en esta crisis es la que se puede llamar de cultura jurídica. En este punto tenemos que analizar lo que es el argentino frente a la ley. Todos sabemos que obedecer la ley es un imperativo moral. La abstención de la ley surge una vez que se rompen ciertas categorías morales que hace que el ciudadano obedezca a la ley por una obligación moral que él tiene.


Nosotros somos muy propensos a buscar la excusa de una ley injusta; cuando la ley es injusta en lugar de combatir para que se dicten leyes justas buscamos el camino más corto de la desobediencia.


El otro mal que tenemos es el defectuoso funcionamiento del sistema judicial que lleva a la impunidad.


Una crisis de confianza


Planteado el panorama moral podemos profundizar en la principal manifestación económica de la crisis: la crisis de confianza. Hay un excelente libro que se llama La Sociedad de la Confianza , que muestra como la economía de mercado está fundada en la confianza de la gente. Eso es lo que sostiene la economía de mercado. Nosotros hemos perdido la confianza.


Una de sus manifestaciones es la cesación de pagos en el sistema bancario. Todos sabemos como funcionan los bancos y de su cierta insolvencia, entre comillas. Los bancos nunca tienen la cantidad de dinero para responder a todos los depósitos, o sea que necesitan de la confianza de la gente. Además, cuando colocan el dinero a créditos de mediano y largo plazo, no pueden suponer si la gente va a perder o no la confianza al sistema. El fenómeno de la cesación de pago en el sistema financiero hizo explosión el 30 de noviembre del año pasado. A ello se agrega la cesación de pago del Estado, en la crisis de la convertibilidad, una herramienta que no sirvió para que no nos disciplináramos y cayó como todos sabemos.


Después de éste primer panorama me gustaría entrar en el tema central de esta exposición. Y hablaré de la equidad por mi profesión y por mi quehacer vinculado con el derecho.


La equidad en la crisis


Hoy observamos un reclamo de justicia. Todos los ciudadanos hablan que del ataque al derecho de la vida privada, se enuncia el artículo 17 de la Constitución , etc; pero cuando vivimos una situación concreta de crisis, es cuando tenemos que preguntarnos por la equidad .


La equidad no es lo justo legal, como decía Aristóteles, sino dar una dichosa rectificación de la justicia. Santo Tomás señalaba que en ciertos casos es malo seguir la ley constituida; más es bueno, dejando un lado las palabras de la ley, seguir lo que pide la razón de justicia y la unidad común. Y esto es un ordenador. La equidad es en realidad la aplicación de la justicia en un caso concreto que muchas veces nos obliga a dejar de lado determinados derechos o determinados mandatos que impone la ley en su texto.


Cuando viene una crisis hay que ver que también hay una legislación y un derecho de la crisis. Hay que dejar de lado la justicia conmutativa estricta y la justicia legal y adaptarse a la emergencia, analizar como se puede proteger el derecho de propiedad de todos y no de algunos y como la libertad de contratar debe ceder a veces para el bien común porque el norte cuando hay una crisis es el bien común.


La noción de bien común


El bien común no es la suma de los bienes individuales. El bien común es un orden, una armonización de los bienes individuales para que cada individuo pueda encontrar su plenitud sin negársela a otro. O sea, la aplicación de la justicia distributiva es la que impone y reparte el Estado y la justicia legal es la obligación de un ciudadano a obedecer los mandatos del Estado cuando son justos, y se debe adaptar para buscar el bien común. Y el bien común ante la emergencia impone sus propias reglas.


Decía Tomás Casares en " La Justicia y el Derecho" que una apetencia del bien propio desentendida de la obtención de sus bienes por cada uno de sus semejantes con quien convive es desordenada. Desde este norte tenemos que ver cual fue la respuesta legislativa, judicial y de los ciudadanos a la crisis.


La respuesta legislativa


En el tema legislativo, creo que hay una crítica muy fuerte desde el punto de vista metodológico. La ley, el Estado y nuestros gobernantes fueron siempre atrás de los acontecimientos, les faltó timming , y el resultado de esto fue una desvalorización de la ley y, además, el imperio de la inseguridad jurídica.


Si hacemos un análisis rápido de las medidas podemos afirmar que el decreto 1570 instauró el corralito pero con una gran ingenuidad. Pensó que iba a poder bancarizar, entre comillas, a la ciudadanía y eso no ocurrió sino que acentuó la desconfianza. Todos conocemos la crisis política que vivimos. Apareció la ley de emergencia con su primera pesificación, incompleta, que no se sabía claramente a que créditos se refería o no, establecía en el artículo 11 que dejaba libre la negociación pero no lo hacía en forma clara. Después vino la devaluación, el decreto 214 que pesificó pero sin aclarar si había una devaluación de la ley 25561. A los pocos días tuvo que haber un decreto aclaratorio 320. Ahora salieron los bonos, después de varios intentos sale una refinanciación, una posibilidad de que los ahorristas recurran a los bonos que fue la solución de la primera crisis del año 89.


El Estado no permitió distinguir a los bancos que podían responder a sus ahorristas de los que no podían. En definitiva, no se tuvo en cuenta el bien común. Se instauró un especie de sálvese quien pueda y ahí vimos el imperio de los lobbies reflejada en la primera ley de quiebra, su cambio, la suspensión de las ejecuciones.


La respuesta de la justicia


¿Cuál fue la respuesta de la justicia? Todos sabemos lo que ocurrió en la justicia con los amparos. El primer gran problema es que la justicia venía con un gran desprestigio. Las encuestas dicen que la ciudadanía no cree en ella. Además, ante la existencia de jueces medianos que querían mediatizarse, esta realidad les dio la oportunidad de aparecer en la primera plana de los diarios.


El amparo es un juicio rápido frente a una arbitrariedad manifiesta y su característica, valga la redundancia, es la rapidez. Hoy, tenemos amparos que se han iniciado en enero y todavía no han salido. La justicia está congestionada y no tuvo respuesta.


Y las medidas cautelares son aquellas que tienden a asegurar el resultado del juicio. Cuando hay una verosimilitud de derecho el juez decreta determinadas medidas para asegurar el resultado del mismo. La jurisprudencia dicta que la medida cautelar no puede anticipar el resultado de un juicio. Lo que ha pasado con los jueces es que han decretado medidas cautelares que implican el adelanto del resultado, y a través de esta medida pocos ahorristas se han hecho ya del dinero. Es decir se ha desnaturalizado la medida cautelar en cierta medida.


Por último, y siempre refiriéndonos a la justicia, tenemos que analizar el triste papel de la Corte y también la no menos triste reacción del gobierno. Tenemos entonces una institución desprestigiada, una ciudadanía que no comprende, que no se juega en un linchamiento a la Corte y un gobierno que responde con la presión política.


La Justicia ha dado una respuesta a la crisis por demás triste. No ha sabido ponerse en su lugar, y con la excusa de proteger el derecho de propiedad individual de algunos no ha seguido el norte del bien común y pone en peligro la crisis del sistema financiero día a día.


Una administración de emergencia


En la crisis se necesita una administración de emergencia. Similar a cuando hay un naufragio y la famosa ley de emergencia: "las mujeres y los niños primero". El capitán no sale a decir el primero quien llega al bote se lo lleva. Esto que ha hecho la justicia es realmente lamentable. ¿Y cuál es la actitud de los ciudadanos? Tampoco ha sido digna de ponderar. Fíjense que los dos primeros amparos, uno el de la legisladora Alicia Castro y el otro, el del juez que se llevó los dos millones de dólares y después la Corte le obligó a devolverlo pero no sé si lo hizo, son evidencia clara que aquellos que nos tienen que dar el ejemplo han sido los primeros en salir corriendo a buscar sus ahorros. Esto demuestra la profundidad de nuestra Argentina.


¿Qué debió y qué debe hacerse? Decía Paul Groussac que la liquidación de una crisis financiera y comercial nace de una situación preexistente y cuyos componentes no desaparecerán antes de producir sus efectos. Lo más que se le puede pedir al gobierno es que la opción acertada favorezca los esfuerzos espontáneos del organismo nacional para eliminar el tóxico absorbido o sea que la crisis nuestra viene de lejos.


La legislación de quiebra


Nosotros tenemos que buscar soluciones inmediatas y soluciones de fondo. En cuanto a soluciones inmediatas creo que tenemos que analizar lo que debe ser una legislación de emergencia. Hay un derecho natural que habla de que la sociedad de mercado se basa en un derecho espontáneo, determinados principios que existen desde siempre han sido creados por el hombre pero no a designio del hombre. Entre ellos tenemos todo lo que se refieren a la legislación de quiebra.


La legislación de quiebra es una legislación de una emergencia particular de una empresa que debió haberse ajustado. En esa legislación hay un principio de la igualdad de todos los acreedores. Este debió haber sido un principio a eliminar para crear una verdadera legislación de emergencia que puede ser una suerte de ley de quiebra con el concurso para el sistema financiero y para el Estado. Estos principios debieron ponerse en práctica y quizás estamos a tiempo de hacerlo en una legislación más compleja. Hasta la cesación de pago se sacrifica el derecho a la propiedad y se lo armoniza con el derecho de todos los acreedores. Se establece un sistema de privilegios que particulariza determinados créditos que deberían ser pagados primero y, en este caso, también se podría establecer un sistema de privilegios (lo de mayor edad). Se establece un sistema de acuerdos en la legislación de quiebras. Los bancos deberían de buscar llegar a acuerdos con sus acreedores.


Después viene el tema de que es lo que hay que hacer en el futuro. Debe editarse una ley de concurso para el Estado y el sistema financiero. A largo plazo, luego de la medidas de emergencia, se deberá primero terminar con la impunidad y restaurar el imperio de la ley, camino esencial para generar confianza. Esto debe hacerse con un claro principio de responsabilidad individual. Los responsables de la crisis son personas concretas. No es el sistema bancario. No son los bancos, hay determinados bancos y hay determinados banqueros que deben responder. Para esto debe funcionar la justicia, y esto es el segundo tema fundamental el funcionamiento de la justicia.


Debe buscarse una justicia que garantice el derecho de prensa que no sea la condena por lo mediático o lo que es necesario para el gobierno, y esto se va a lograr con un sistema judicial y una justicia independiente. Creo que el trabajo sobre la reforma judicial es un trabajo esencial y es una asignatura pendiente de nuestro país.


En definitiva, tenemos que atacar la crisis con una legislación de emergencia pero trabajar sobre el bien común y sobre las medidas que son de fondo y que son en cierto modo atacar las causas profundas de nuestro país.  


 


Etica y cultura, entendida ésta en sus diversas acepciones, son factores que frecuentemente han sido soslayados al configurar estrategias de desarrollo. Enfrentados a economías que, a pesar de su crecimiento (al margen de las que han entrado en crisis), no logran mitigar las alarmantes cifras de la pobreza, del desempleo y de un creciente régimen de exclusión, se ha vuelto ineludible explorar otros términos de la ecuación.


Si partimos de la base que el desarrollo tiene como meta promover el bienestar de la población, las estrategias que derivan para América Latina y el Caribe los peores índices del mundo en la distribución de la riqueza, pueden y deben ser vistas como una violación de los principios éticos que abogan por la vida, por el ‘bien ser' (y no solamente por el ‘bien estar'), por la equidad y por una igualdad de oportunidades.


Hoy, la educación es la plataforma de lanzamiento hacia el futuro; sus recortes, en nombre de la obediencia a una reestructuración financiera, una catapulta hacia la miseria de la marginación. Lo cual es otro modo de decir que todo programa de desarrollo que no incorpora este principio básico, al inhibir o cancelar el avance del individuo y de su núcleo social, inscribe su partida en una transgresión ética.


Para tener una mejor ética en la cultura hay que tomar los siguientes puntos:


• Fomentar la conciencia y la participación ciudadana;


Divulgar los deberes y derechos de la ciudadanía;


• Promover la responsabilidad ciudadana en el sistema democrático;


• Fortalecer los vínculos comunitarios y promover la solidaridad;


• Fomentar el diálogo y el respeto por las diferencias;


• Reforzar en la colectividad el sentido de pertenencia y de nación;


• Apoyar los contenidos curriculares vigentes con materiales divulgativos que promuevan los valores de la democracia.


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